En las instalaciones de aerotermia existen dos disposiciones principalmente.
Además, todas pueden incorporar:
Donde:
La bomba de calor es una máquina térmica que invierte el flujo natural del calor, de manera que fluya desde un foco a una temperatura más baja a otro con una temperatura más alta utilizando la electricidad como fuente energética y, como fluido conductor, un gas refrigerante.
Una misma máquina tiene dos modos de funcionamiento reversibles:
Calefacción: extrae calor del exterior (foco frío) para introducirlo al interior de la edificación (foco caliente).
Refrigeración: extrae el calor del interior (foco frío) para expulsarlo al exterior de la edificación (foco caliente).
Además, permite la producción de agua caliente sanitaria en ambos modos de funcionamiento.
Ese intercambio de calor con el exterior puede hacerse a través de captación aerotérmica (con el aire) o geotérmica (con la tierra).
El módulo hidráulico se encarga de derivar el agua a los emisores (radiadores, suelo radiante, fancoils) y al interacumulador situado en el interior.
La torre hidráulica es una unidad compacta que incluye el depósito de ACS y la derivación del agua a los emisores (radiadores, suelo radiante, fancoils).
El aerotermo se encarga de realizar el intercambio calorífico con el aire exterior ya que la bomba de calor se encuentra en el interior.
El interacumulador de ACS es el depósito para la acumulación de ACS que proporciona un suministro instantáneo y sin cortes situado en el interior.
El sistema de control y monitorización se utiliza para consultar el consumo, ajustar las temperaturas de consigna, detectar averías, programar paradas…
Es una máquina térmica que cumple una doble función, la de climatización de la vivienda (tanto calefacción como refrigeración) y la de producción de agua caliente sanitaria. Para ello realiza un intercambio térmico con el exterior, extrayendo o expulsando el máximo calor posible dependiendo del modo de funcionamiento.
Las calderas renovables funcionan gracias a un intercambio de calor a través del aire (aerotermia) o de la tierra (geotermia) con el interior de la vivienda. Están formadas por cuatro elementos: un compresor, una válvula de expansión y dos intercambiadores de calor (evaporador y condensador) que forman un circuito cerrado por el que circula un gas refrigerante. Gracias al aprovechamiento de la energía presente en el medio exterior se satisfacen las necesidades de calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria con una misma máquina térmica de manera eficiente y renovable.
La gran ventaja de estos sistemas frente a otras opciones convencionales es que se pueden alcanzar rendimientos de más del 400%. Estos valores son dependientes de las condiciones climatológicas de la ubicación pero, aun teniendo condiciones muy adversas, se pueden alcanzar rendimientos del 200% o, en caso de que fuese necesario, hacer una hibridación con geotermia.
A pesar de que la temperatura exterior de la ubicación en la que este situada la vivienda afecta al consumo eléctrico y al rendimiento de la máquina, las calderas renovables siguen siendo mucho más rentables y eficientes que otros sistemas convencionales.
Las políticas energéticas incluyen cada vez medidas más restrictivas en el ámbito de la eficiencia energética y la renovación de equipos con el objetivo de evitar el uso de combustibles fósiles. Por ello las bombas de calor, hasta ahora desconocidas por la mayoría de la población, están ganando mucho peso en el mercado como una alternativa eficiente, limpia y rentable.